27 de noviembre de 2006

Caminos...

La vida es una constante toma de decisión. En todo momento tenemos que decidir sobre esto o sobre aquello. Sobre qué ropa ponernos hoy, sobre qué comeremos... o incluso sobre si estudias psicología o medicina... ¡Qué vida la nuestra que debemos decidir constantemente! Es ahí donde los animales tienen ventaja; ellos simplemente se dejan llevar por los instintos...

Nosotros no. Como seres pensantes, tendemos a debatir entre los pros y los contras de las diferentes vertientes ante las cuales tienes que decidir. ¡Y qué difícil es cuando no tienes claro el camino que quieres seguir! Cada una de las opciones se presenta con sus mejores galas: "si me decido por éste, es mucho más ligero, pero es más tardado; en cambio, si opto por éste, probablemente sea más difícil, pero será mucho más rápido". Y constantemente nos estamos debatiendo al tomar una decisión... Particularmente creo, que es precisamente eso lo que hace divertida la vida...

Pero qué sucede con situaciones muy particulares en nuestra vida como el sufrimiento, ¿ahí también podemos decidir qué camino tomar? ¡Por supuesto que sí! Muchas personas se pasan la vida sufriendo por algo que ya paso o por alguien que ya se fue, argumentando que es imposible dejar de hacerlo, que en el momento que lo hagan, morirán. ¡Claro que no! Se han acostumbrado tanto al sentimiento, que se sentirían vacíos en el momento que lo hagan. No toman la decisión de ir por un nuevo camino (aunque como psicólogo estaría en un error decir que únicamente con ello ya podrán mejorar; probablemente necesiten ayuda).

Así como ante el sufrimiento y el dolor se puede tomar una decisión, así se puede decidir sobre casi cualquier cosa. Nadie puede ser dueño de tu voluntad. Ya lo decía un gran defensor de esta verdad, Viktor E. Frankl: "puedes perder todo, pero la libertad no la perderás jamás". La libertad de decidir qué camino tomar ante una determinada situación. Él sufrió en los campos de concentración nazi, pero nunca se dejó vencer; ante ello se sobrepuso, y optó por vivir... ¡Y lo logró! No hay nada imposible en nosotros. Sólo es cuestión de voluntad y de querer...