7 de noviembre de 2006

¡Hola! Disculpe, ¿cuántas calorías?

Prometo que era un día normal. De extraordinario no tenía nada, con la única excepción de estar esperando de más (con lo que odio que me hagan esperar). Por lo que decidí ir a "matar" el tiempo. Veía a las personas tomarse de la mano, otras tantas intercambiar palabras que les llenaban de dicha, una que otra media perdida buscando "algo" entre el mar de almas (quizás a su otra mitad). Veía lo hermosa que es nuestra cultura, la belleza de sus tejidos, lo maravillo de sus colores, lo creativo de sus artesanos.

"¿Cómo dicen que se llama esto? ¿Mérida en domingo? ¡Oh!"

Y buscando sin buscar, encontré sin querer encontrar. El aire se llenó con las ondas expansivas de una jarana y de las voz del anunciador que presentaba, a propios y extraños, este grandioso baile mestizo. Ahí estaba disfrutando de los pequeños brinquitos de los danzantes, de los gritos de júbilo y de su jolgorio contagioso que allanaba, "sin querer, queriendo", mi, tan a veces duro, corazón.

Y sucedió... En medio de la emoción, de valorar la sangre que corre entre mis venas, de, inclusive verme motivado a decir: "me gustaría aprender a bailar así". De sentirme especial con cada palmada de los múltiples aplausos que recibían aquellos que, con sonrisa en rostro trazaban graciosas figuras y pasos aventureros, deleitaban las pupilas de mis cristalinos ojos. Ahí, en medio de este "huracanezco" sentir, escuché a mis espaldas: "Imagínate cuántas calorías están quemando"... No me molestó verme arrebato de mi abstracción, ni siquiera el hecho que, justamente esa "prójima", estaba empujando maliciosamente para poder colarse en una pequeña rendija humana...
¿Calorías? ¿Perdón? ¿Cómo que calorías?, pensé. ¿Qué tienen que ver las calorías en este momento? ¡Por el amor de Dios! Y fue en ese momento cuando el "veinte me cayó".

Últimamente eso de las calorías lo he escuchado a todo mi derredor. ¡Y está tomando tintes cataclísticos! No quiero asustarme, pero hasta en los sueños veo calorías.

Mi intención no es satanizar a las calorías. Estoy de acuerdo con la preocupación prudente de lo que se consume, con el afán de guardar, por salud, una buena dieta. Digo, empecemos pensando en la palabra dieta. ¿Qué es lo que se imagina, en primera instancia, cuando se habla de dieta? Pues, en aquello que nos ayuda a bajar de peso. ¡Mentira! ¡Vil mentira!

Dieta es, lo que comemos a diario. Ésa es nuestra dieta. Nuestra simple y llana alimentación. Claro está que no todos tenemos una buena dieta. Luego unos tenemos unas dietas "de miedo", con cosas "chatarra" y "cero alimenticias". Pero, desde ahí empezaremos a "destruir" todos los conceptualizaciones erradas acerca del tema.

Entonces, ¿qué sucede ahora? El tema de las calorías se está apoderando de casi todos los ámbitos de nuestra vida... ¡Y no voy a permitir que suceda!

"Luchando contra el mal, llega del planeta gordiñi, un súper héroe de nombre Edu do nascimento. Que acabará con el malvado calórico en su afán de conquistar el mundo".
Sorprendido me he encontrado con que hasta al beso le han puesto cantidad calorífica: ¡10 calorías por un beso suave! No imagino al mundo pendiente de cada caloría que está consumiendo o dejando de consumir; o la actividad que está realizando, cuántas calorías "quema". ¡Yo no podría vivir en este mundo! ¡Qué triste sería! ¡Nooooooooo! ¡Me rehuso!

Insisto, el hecho de que estés pendiente de las calorías, por una buena salud, está bien. Pero de ahí de trasladarlo a cada aspecto de vida, a que sea ella quien tome las riendas. ¡Jamás!

"Ojo, mucho ojo, cuénteselo a quien más confianza le tenga".
Espero que el día no llegue en que nuestro saludo inicial sea: ¡Hola! Disculpe, ¿cuántas calorías?