9 de noviembre de 2006

Yo sé que sé... ¿Y?

Estaba atrapado en medio de la película "21 gramos", mientras pensaba y escribía en una libreta lo que pondría en mi blog... He escuchado muy buenas críticas acerca de Alejandro González Iñárritu, mucho más ahora que su película "Babel" se estrenará el viernes.
Pero, no escribiré sobre cine hoy, quizás más adelante, pero hoy no será...


Es curioso cómo, a la hora de leer algo, cuando es por placer, se "mastica" con mucha calma y con cierta emoción, aún cuando es algo relacionado con la escuela. ¡Maravillosos recovetos de la mente! Tomé unas copias que tristemente vagaban por los rincones de la casa, ignorados, tal vez desvalorizados... empolvados. Yo, dentro de mis huídas de la realidad, a veces me escondó entre las líneas de alguna buena "historieta" o de algún tratado sobre "cuasi" superación. Siento como hacen palpitar mi corazón, me contagian, me hacen soñar en sus ideales, en desear fervorozamente una metamorfosis... Y las tomé, motivado por el deseo (casi religioso de la mayoría de los psicólogos) de ayudar a las personas, más que por aprender algo acerca de mí. No era la primera vez que veía esas hojas, pero esa tarde me hicieron "ojitos". "Las trampas vitales", leí.


"¿Te atraen las relaciones con personas que son frías contigo? ¿Sientes que existe en tu interior algún tipo de imperfección que impide que seas querido y aceptado por alguien que te conozca de verdad? ¿Te sorprende que, a pesar del reconocimiento general, todavía te sientes infeliz, insatisfecho o desvaloralizado?".


Ésas eran las primeras líneas del libro. Preguntas de este tipo me hipnotizaron. Y seguí leyendo, y con cada palabra me cautivaba cada vez más, me sentí por un momento "enamorado" nuevamente de la psicología. El caso es que ahí me vi envuelto. Me sentí como niño cuando le llega su regalo de navidad. ¡Realmente estaba entusiasmado!


No me detendré a hablar sobre el contenido del libro, sino sobre sus efectos. He reconocido, gracias a esta lectura, aspectos de mi vida. ¡Reconocido una vez más! Es decir, no es la primera vez que leo, escucho, veo, siento, que ciertos trozos de mi existencia son oscuros, me invalidan, me detienen, me hieren... Nuevamente, ante mis ojos, estaban ahí, burlándose una vez más, haciéndome imaginar sueños efímeros de lo más utópicos.


Ella lo sabía perfectamente, sabía que estaba en un error, pero no podía desprenderse de aquella situación. Lloraba todas las noches, esperando que llegara. En su ausencia, le maldecía, se prometía no volver a caer. Pero cuando aparecía, su sombra de soledad huía y se sentía dichosa, llena de vida. Luego, cuando él desaparecía, el sentimiento de haber sido utilizada le invadía. Renegaba, se llenaba a ella misma de injurias. "Soledad, soledad, dichosa soledad". Le susurraba al oído mundos fantásticos, donde esa felicidad que tanto anhelaba la embargaba... Y no entendía porqué seguía repitiendo lo mismo... ¡Siempre lo mismo!


Esa lectura me ha hecho comprender algo tan básico y esencial en esta vida: "El conocimiento no siempre implica el deseo de cambiar".


¿Entonces? Es claro que ni áun sabiendo los métodos y los medios necesarios, implica la "maravillosa" voluntad de cambiar nuestras actitudes, sentimientos ni deseos, y mucho menos si éste está muy arragaido.


Yo sé que sé... ¿Y?


Me ha hecho pensar irremediablemente en mi futuro, pero también en mi pasado, y con mayor fuerza en mi presente. Yo sé que sé, aunque eso no cambia nada.


¿Qué sigue? Creo que es tiempo de arrojar los miedos, al menos en un arranque de locura, y acudir con el "médico de la mente" a que tome mi mano y me ayude a dar algunos pasos fuera de la realidad que me he construído. Me arrojaré cual "Gerónimo" al vacío. Me arroparé en el manto de mis deseos y anhelos. Quizás sufra... Estaré preparado.