6 de noviembre de 2006

Primera impresión...




Siempre que se quiere hacer algo por primera vez, se quiere dejar una buena imagen; impresionar; "ganarte" las sonrisas, los aplausos, la admiración...


¿Dentro de todo ese "glamour", dónde queda nuestro yo? Me he topado con personas que platican que les cuesta trabajo saber quiénes son. ¡No se conocen! Y, en teoría, ésa es una de las primeras cosas que hace el niño cuando está creciendo. Primero se da cuenta que es, que existe.


Pero con el paso del tiempo, en lugar de "avivar el fuego" de yo soy porqué soy, empieza a imperar el yo soy porqué tengo... "porqué tengo amigos, porqué tengo aplausos, porqué tengo la admiración de los demás". ¡Y ésa es nuestra carta de presentación! Olvidamos que verdaderamente valemos por lo que somos. Estamos "atados" a múltiples cadenas...


¿¡Dónde está nuestra libertad!? ¿Dónde quedó nuestro espíritu libre de ataduras? ¿Dónde estamos nosotros? El mundo está atando "lentamente". Ata en el momento en que se deja arrastrar por las cosas "de onda", las cosas efímeras, las cosas que dan estatus, entre muchas otras...


"¡Libertad, libertad! ¡Cuántos crímenes se cometen en tu nombre". Madame Roland. Es una realidad que bajo la bandera de la libertad, se esclaviza al hombre. "La verdad os hará libres"...


Entonces, la mejor impresión, la primera impresión, es la de ser auténticos... Ser libres...