6 de diciembre de 2006

Apatía

¿A dónde van los mexicanos con su sentimiento de apatía? He empezado a reflexionar sobre esta situación hoy, que es un día particularmente interesante.

La cuota del transporte público tiene un incremento. Hoy, diversos líderes estudiantiles han convocado a una marcha para protestar contra esta medida. Pero, ¿cuántos no estarán pensando lo mismo que yo? Sí, lo acepto, ¡no voy a ir! ¿El motivo? Pues, no creo que vayan a bajar el pasaje después de un día de haberlo subido. Además, ¿qué sentido tiene ir a hacer revueltas? Digo, quizás se quiera exigir un mejor servicio si ya le subieron, pero, ¡qué apatía ir a caminar por las calles gritando consignas y peticiones? Quizás esa misma apatía que a mí me invade, también la tengan los que ostentan el poder...

Entonces, surge la gran pregunta de los sesenta mil: ¿a dónde van los mexicanos con su sentimiento de apatía? Así como a mí, a varios centenares de mexicanos les gana la apatía antes de hacer algo que podría tener un fin distinto si obtaran por hacer alguna petición. "¿Para qué? Si de todas maneras no me van a hacer caso?", "¡qué pérdida de tiempo!", "la neta, qué flojera". Y así, como éstas, muchas otras consignas que se levantan para no ir a exigir lo que nos corresponde por derecho. ¿Hasta cuándo vamos a permitir que los demás pasen por encima de nosotros, únicamente por ser apáticos en el momento de exigir lo que nos correspondo?

Claro que está con sus respectivos límites. Si algo hay que rescatar del movimiento de la APPO, es eso, su afán de lucha de no quedarse inertes ante las injusticias. Pero para su desgracia y la del país, ésta se desvirtuó y empezaron con los desmanes.

Entonces, ¿a dónde vamos con este afán? ¡Alzemos la voz! (Chispas, hasta parezco comercial). Pero es cierto, a veces la apatía nos invade en exceso. Tenemos que responsabilizarnos de las cosas, aún cuando a nosotros no nos sucede diréctamente. Eso de que "me da igual", o "a mí no me afecta en gran medida", son puras patrañas; no es nada más que apatía ante una realidad que exige una respuesta.

¡Ya basta de la apatía mundial! Muchos ya están despertando. Que no nos gane la apatía al ver que, en un principio, nuestra voz sólo parece eco, pero sin respuesta. ¡Hay que seguir!

Pero, eso sí. Hay que analizar seriamente las cosas antes de hacer barbaridades. No hagamos movimientos viscerales, llevados nada más por lo que sintamos en el momento. Si notamos injusticia, analizamos si ésta en verdad existe, y si las pruebas así lo aprueban... ¡No se queden callados!

Venga... ¡Por un mundo mejor!