27 de enero de 2008

Hacia adelante

La veo sentada frente al espejo, escudriñando en él, buscando a alguien más. No se reconoce. Los ojos hinchados y destrozado el corazón. No logra comprender cómo es que se ha convertido en lo que es ahora. El llanto no ha sido suficiente para lavar todas las heridas, aún sangrante, de su alma y de su cuerpo.



Todavía lleva impreso en su piel todos los recuerdos de tiempos más sensatos. En estos momentos sólo queda el vacío, la nada, la ausencia del ser que ahora... que ahora se ha ido... ¡y que no volverá!



Abraza las sábanas del pasado, y se envuelve en ellas, pero éstas se descocen dejándola desnuda y sin poder cubrir su desesperanza. El frío de la tristeza golpeaba su piel sin piedad. No sabe a dónde huir, no sabe cómo vivir. No sabe si existirá mañana para ella.



Las horas del relog no le dan descanso, cada segundo es una navaja. Le lastima, le hiere, le marchita, le reclama. Sus pensamientos le destrozan. Furiosos se vuelven vengativos hacia ella, le carcomen... ¡Quisiera huir! Pero no se callan...


...

Pero a lo lejos ve una luz, una luz que le brinda calidez y esperanza. Aquella luz, blanca que llega hasta su corazón. Le envuelve en un halo de franquesa, con colores pastel y sabor cariño. ¡Quiere salir adelante! Tiene un corazón destrozado, sin embargo, quiere volver a empezar. Anhela seguir en la lucha, camino a la felicidad. Sí, le será difícil, tropezará, pero se levantará de nuevo para tomar la espada y seguir peleando contra los dragones, que le lanzan injurias de sus bocas. ¡Ella pueda!

Se ha detenido frente al abismo, alza sus ojos a los cielos, se arrodilla y da gracias por esta nueva oportunidad... ¡Quiere ser feliz!