La veo sentada frente al espejo, escudriñando en él, buscando a alguien más. No se reconoce. Los ojos hinchados y destrozado el corazón. No logra comprender cómo es que se ha convertido en lo que es ahora. El llanto no ha sido suficiente para lavar todas las heridas, aún sangrante, de su alma y de su cuerpo.
Todavía lleva impreso en su piel todos los recuerdos de tiempos más sensatos. En estos momentos sólo queda el vacío, la nada, la ausencia del ser que ahora... que ahora se ha ido... ¡y que no volverá!
Abraza las sábanas del pasado, y se envuelve en ellas, pero éstas se descocen dejándola desnuda y sin poder cubrir su desesperanza. El frío de la tristeza golpeaba su piel sin piedad. No sabe a dónde huir, no sabe cómo vivir. No sabe si existirá mañana para ella.
Las horas del relog no le dan descanso, cada segundo es una navaja. Le lastima, le hiere, le marchita, le reclama. Sus pensamientos le destrozan. Furiosos se vuelven vengativos hacia ella, le carcomen... ¡Quisiera huir! Pero no se callan...
...
Pero a lo lejos ve una luz, una luz que le brinda calidez y esperanza. Aquella luz, blanca que llega hasta su corazón. Le envuelve en un halo de franquesa, con colores pastel y sabor cariño. ¡Quiere salir adelante! Tiene un corazón destrozado, sin embargo, quiere volver a empezar. Anhela seguir en la lucha, camino a la felicidad. Sí, le será difícil, tropezará, pero se levantará de nuevo para tomar la espada y seguir peleando contra los dragones, que le lanzan injurias de sus bocas. ¡Ella pueda!
Se ha detenido frente al abismo, alza sus ojos a los cielos, se arrodilla y da gracias por esta nueva oportunidad... ¡Quiere ser feliz!
27 de enero de 2008
25 de enero de 2008
Coincidencias...
Miró. Sus ojos destellantes abrieron las iris para dejar pasar la imagen. Ahí estaba. Su corazón se contuvo de palpitar por unos segundos, su respiración se entrecortó y sus piernas temblaban. Era una mezcla de sentimientos. Él lo sabía, su interior lo sabía, pero su razón le impedía su expresión.
Esos cabellos, suaves, tersos, que en algún momento dibujaron siluetas danzarinas en su hombro. Olor suave sabor miel, con pinceladas de niña y de toques de mujer. Aquellos ojos donde se vio reflejado por unos instantes... por una eternidad. Dibujó su silueta a través de los contornos de su cuerpo y lo llevo como un obsequio para sí.
El recuerdo le seguía por las sombras del pensamiento. Era imaginar un ángel, un ángel caído, expulsado del paraíso por su rebeldía. ¡Y ahí estaba! Frente a él, y le observaba con ojos cálidos y tenues, con una invitación al paraíso perdido... Respiración agitada y entrecortada entre corazones palpitantes y perlas de cristal emanadas del cuerpo.
Despierta... Era tan sólo un efímero sueño; deseos reprimidos de un inconsciente oscuro.
Un beso en la mejilla es la señal pactada para entregarlo a la prohibición, al desenfreno... pero permanece ecuánime. Lo sutil de sus labios y el encanto de su sonrisa son cantos de sirena. Amarrado al mástil de la cordura, no da pie de guerra.
...
Ahora el destino juega, se divierta, intentando perturbar los minutos del silencio y de las palabras no dichas. Una imagen, tan solo una imagen...
8 de enero de 2008
Una noche de soledad
Sí, debo confesarlo: las ansias me carcomen la piel y la angustia de no tenerla a mi lado me confunde. Sin embargo mi orgullo y mi "victimidad" no me dejan salir de casa y correr a sus brazos.
Sólo siento que mi frente se nubla y no me deja ser el mismo de siempre...
Es como si yo fuera un "aditivo", un complemento; pero que no siempre es necesario que esté. Te buscan a través de mí... ¡Y yo te busco desesperadamente! No entiendo, no entiendo.
Deseo tanto, lo anhelo tanto, pero no sé, no sé...
...
Sólo siento que mi frente se nubla y no me deja ser el mismo de siempre...
Es como si yo fuera un "aditivo", un complemento; pero que no siempre es necesario que esté. Te buscan a través de mí... ¡Y yo te busco desesperadamente! No entiendo, no entiendo.
Deseo tanto, lo anhelo tanto, pero no sé, no sé...
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