9 de noviembre de 2007

Desde aquí, para allá... y acullá


Aquella puerta que he dejado abierta. La miro cada noche... A pesar de que ya las telerañas le cubren y que la soledad la esconde de las luces del día. No, la verdad, hoy no quiero verla de nuevo. Sin embargo, a veces creo que me habla. Aquella puerta que he dejado abierta. Que da hacia un lugar que nadie conoce, hacia una parte recóndita del universo. A lo mejor ahí se esconde el secreto de la existencia humana... No lo sé. Aquella puerta que he dejado abierta. Camino sobre todos los recuerdos que cubren el piso de mi pasado. Fotos, recortes, imágenes, canciones, notas, besos, abrazos y caricias. Todo regado entre los rincones de mi inconsciente que se niega a dejarme. Aquella puerta que he dejado abierta. No es más que una entrada... O una salida. Una entrada al lugar de dónde nunca parti... Una salida al lugar donde nunca llegaré. Los pulsos de mi extinto corazón se escuchan escondidos entre los ruidos extraños que producen los ratones de la discordia. Aquella puerta que he dejado abierta. No es más que una vía, un camino, un sendero, un tramo, que se ha negado a abrirse, que se ha negado a cerrarse. Que hace presencia, pero que se esconde. Aquella puerta que he dejado abierta... La veo... Desde aquí, para allá... y acullá.