16 de noviembre de 2007

Días de otoño


Era aquella lluvia pertinaz, bajo el cielo gris. Aquel vientecillo turbio amarillo que nos hacía temblar bajo los pliegues de piel. "No, no es nada". Es sólo este día de otoño. Un día en que los recuerdos vuelan al viento, dominados por la incertidumbre, con camino hacia el pasado.Cada gotita un pensamiento hacia ella. Vuelvo a recordas aquellos momentos en que la amaba sin siquiera saberlo. Y la añoranza me hace temblar, recordando el justo momento en que me abrigó por primera vez con su corazón.

Sí, es aquella lluvia que me evoca memorias de un pasado lleno de deseos y de esperanzas. Me agrada mirar a través de las ventanas, mientras una cancioncilla juguetona se cuela en mis pensamientos y me hace taratear cada una de sus notas infantiles. Me gustaría ser aún pequeño y reconstruir mi pasado. Pero eso es imposible. Y me entristece saber eso.

No es más que una lluvia pertinaz, que me hace recordar un país lejano que nunca habité. Un pais con personajes que son tan efímeros como lo es la vida y la memoria. "No, no quiero pensar en ello". Nuevamente aquí.

Entre las nubes sólo vislumbro pinceladas de un Ser Supremo, dibujando ágilmente las notas de un compás de gotas de lluvia. Sonrío antes de cerrar los ojos e imaginarme frente a Él. "¿Dónde estás?". "Aquí he estado". "Ayúdame". "Desde que te he creado". Y me deposito sobre su pecho.

No es más que una lluvia, una lluvia que trae miel y arena, jugos de cristal y nieves de tornasol. El abrigo que cubre mi espalda es una abrazo de aquella persona que ame en mi imaginación, con la que jugue en mis momentos más solitarios; aquella que nunca me abandonó y que me acurrucó entre sus brazos. Son aquellas manos donde deposité lágrimas que nunca salieron de mis ojos. A ti, esta lluvia me recuerda a ti.

Por fin camino bajo el sol oculto sobre las nubres grisáceas, y cada gota que cae sobre mí es una bendición. Abro los brazos y trato de tocarte, pero sé que no estás ahí. Sólo imagino tu mano sobre la mía y tus pasos al lado mío... Sé que no existes, pero te extraño tanto...