6 de septiembre de 2007

¿Y las letras dónde?


"¿Y las letras dónde?", me pregunté seriamente un día en que la lluvia empañaba al sol bajo sus nubes. "No sé", me respondí de manera tajante. "Espera, no crees que deberíamos salir a buscarlas". "Tal vez, pero no tengo muchas ganas por ahora; recuerda que en ocasiones son ellas mismas las que llegan". Me quedé pensando por varios minutos hasta que alguien tocó a la puerta. Mis ánimos por levantar mi existencia del lecho de la tristeza no eran los más indicados. "Definitivamente no abriré".
El tiempo seguía transcurriendo tan lento como el caminar de las caracoles. "¿Y las letras dónde?", volvió a preguntar insistentemente mi inconsciente consciente. "No sé", respondí refunfuñando, "puedes dejarme en paz un momento". "Sólo me gustaría saber y las letras dónde"."No sé".
El caminar de las horas continuaron su curso, siempre adelante. Al cabo de un par de horas (o al menos eso creo), nuevamente, ahí estaba de nuevo esa voz quisquillosa, como de antaño, insistiendo en los puntos perdidos de la mente andante: "¿y las letras dónde?". Preso de una furia desmedida, desencajando, respondí gritando a los fantasmas inexistentes: "¡en las paredes, en las aves, en los ojos tristes o alegres de un amante, en las nubes, en la belleza intocable de un amor, en Dios!". Cansado por el gran esfuerzo, caí de bruces sobre la terrible agonía, que sin siquiera dejar suspirar rompió en llanto. "Y si sabes dónde encontrarlas, ¿no deberías ir a cazarlas?".
Y heme aquí...