8 de septiembre de 2007

Esperando un taxi


12:00am. He llegado a la parada del bus. Las calles están humedas y el vientecillo travieso se cuela por todos los senderos. Al frente un puesto de comida; la gente se reune, disfruta, ríe. He de suponer que están compartiendo muchas emociones. Algunos en familia; otros más, entre amigos y una que otra parejita confesándose su amor.
12:10am. Empiezo a sospechar que el bus no pasará. Platico con el aire sobre las posibilidades de pensar en ella. Sobre cómo la tengo ya marcada en mi espíritu por toda la eternidad. Sueño, creo, imagino... y me emociono.
12:20am. Es definitivo, el bus no pasará ya más a esta hora. Es tiempo de la resignación y de la "mea culpa".
12:30am. Nuevamente parado en la esquina de la "discordia". ¡Cómo odio estar aquí! Veo cómo pasan los autos, uno tras otro. Se detienen cuando el semáforo de sonroja. Puedo ver rostros de diversas edades, de diversas clases. Unos rostros hablan de cansancio, de un día invertido, a lo mejor, en tratar de llevar a casa el pan. Otros más hablan de diversión, de una noche que apenas empieza. Otros tantos comunican picardía, pecado.
12:40am. La decepción empieza a desgarrar mis entrañas. Muchísimos taxis pasan ya ocupados. Personas como yo, que se han visto en la necesidad de tomar un taxi para llegar a casa y descansar. Es tarde ya, y el sueño y el cansancio danzan a mis pies; es tan infantil verlos bailar.
12:50am. ¡Por fin! Estoy ya en un taxi: joven, como de unos 26 ó 27 años; casado; trabajando para mantener a su esposa y a sus hijos; soñando, quizás, con los fantasmas del pasado. No habla, sólo conduce. Ve al horizonte como si viera su futuro, ¿qué imaginaría? No lo sé; pero ahora debe pensar en llevarme a mi destino.
01:00am. He llegado a casa, y me detengo en la puerta, mientras busco mis llaves en los bolsillos, a pensar acerca de los taxistas. Tantos y tantos, cuántos sueños, cuántas ilusiones, cuántas ganas, cuánto desgano, cuántas alegrías, cuántas frustaciones, cuántas vidas compartidas.
01:10am. Es hora de dormir. Pero me queda el recuerdo de todos aquellos que han sacrificado algo (tiempo, sueño, familia) con tal de prestar un servicio en pro de sus familias y de sus necesidades.