20 de octubre de 2007

Mientras soñaba

Aquellos recuerdos que añoro, recuerdos de niño. ¡Qué maravillosos eran esos momentos! Poder disfrutar sin preocuparnos por el mañana, cuando lo más importante era jugar. ¡Glorioso trabajo de cada día! Recuerdo que podía imaginar mil y un mundos diferentes cada día, mil y un aventuras a cada momento. Cuando el corazón se agitaba de tanto reír, no había mejor que tirarte al suelo y disfrutar del viento que pegaba en la cara. No existían rencores que nadie, tal vez malos entendidos, pero nunca odio.

Ser como niños. ¿Por qué dejamos de ser como ellos? El mundo nos absorbe en las obligaciones, nos arrastra y nos quita lo más valioso que tenemos: la capacidad de imaginar.

Soñemos, ¡soñemos mucho! Cada día creémos una nueva aventura, visitemos países que únicamente nosotros conoces, encontremos con personajes extraordinarios. ¡Seamos nuevamente niños!

Pero sobre todas las cosas, amemos como ellos: con el corazón puro.

Así, mientras soñaba, me vi nuevamente niño, me soñé nuevamente niño, desperté nuevamente niño...